PROTECCIÓN CONTRA LA CAÍDA DE RAYOS

Para poder derivar sin problemas la gran energía de un rayo es preciso responder a altas exigencias en cuanto a las instalaciones eléctricas de edificios, facilitando una derivación segura del rayo al subsuelo. Por este motivo se disponen en los edificios instalaciones de protección. La protección contra rayos es tan compleja que va más allá de la simple instalación de un pararrayos o de un circuito de protección.

Hasta hace relativamente poco tiempo, poco se podía hacer para minimizar los riesgos que se producían por la caída directa de un rayo. Cuando ocurrían y donde ocurrirán descargas eléctricas atmosféricas. Tradicionalmente, la protección contra rayos ha pretendido atraer y desviar la energía de una descarga eléctrica atmosférica hacia la tierra física. Al mismo tiempo que esto puede eliminar algunos de los graves efectos de un impacto directo, resultan otras desventajas y serios inconvenientes.

Ninguno de los sistemas tradicionales son 100% efectivos, y todos ellos son afectados por los efectos secundarios en relación a la proximidad con los campos electrostáticos y campos electromagnéticos. Todos ellos son peligrosos, especialmente, en áreas donde se manejan productos inflamables o explosivos y equipos electrónicos.

Se puede establecer una clasificación de tres niveles de protección contra los efectos de los rayos tanto efectos directos como secundarios: