2.4 Determinación de la distancia

Cuando tratamos de localizar una fuente sonora, somos mejores estimando el azimut, un poco peores estimando la elevación y poco hábiles determinando la distancia a la fuente.

De la misma manera, comprendemos muy bien los mecanismos para determinar el ángulo lateral, un poco peor los que estiman la elevación y aún peor para entender el mecanismo que nos dice a que distancia está la fuente.

Generalmente se tienen en cuenta los siguientes mecanismos para determinar la distancia:

 

Los principios físicos del mecanismo de detección por loudness se deben obviamente por el hecho de que la energía sonora capturada proveniente directamente de la fuente decae inversamente con el cuadrado de la distancia. Cuando una fuente de energía constante se aproxima al oyente, el loudness se incrementa. Es igualmente obvio que la energía recibida es proporcional a la enregía emitida por la fuente, y que no puede haber una relación uno-a-uno entre el loudness y la distancia. Por ejemplo, reproducir un sonido a un volumen bajo no produce por sí mismo la sensación de que la fuente esté muy lejos. Para usar el loudness como medida de la distancia, debemos saber también algo acerca de las características de la fuente. En el caso de la voz humana, cada uno de nosotros sabemos la diferencia entre la calidad del sonido asociada a un susurro, a una conversación normal o a un grito sin tener en cuenta el nivel sonoro. La convinación del loudness y el conocimiento de la fuente nos proporciona una información útil para juzgar la distancia.

El movimiento paralelo se refiere al hecho de que si el oyente mueve su cabeza, el cambio de azimut puede depender de la distancia. Para fuentes muy próximas, un movimiento pequeño puede provocar un gran cambio en el ángulo lateral, mientras que para fuentes lejanas esencialmente no hay cambios de azimut.

Además, cuando una fuente se aproxima mucho a la cabeza, la DII puede aumentar. Este aumento se hace patente para distancias por debajo de un metro, aproximadamente. Un caso extremo se da cuando un insecto zumba en un oído o cuando alguien susurra en un oído. En general, sonidos escuchados en un solo oído son amenazadores e incomodos de oir.

El último mecanismo es la razón entre el sonido directo y el reverberante. Como ya se mencionó antes, la energía recibida de una fuente sonora deca inversamente con el cuadrado de la distancia. De todos modos, en habitaciones ordinarias, el sonido es reflejado y dispersado muchas veces por las superficies del entorno, y la energía reverberante que llega a los oidos no cambia mucho con la distancia entre la fuente y el oyente. Por ello, esta razón es el mejor mecanismo para determinar la distancia. Para distancias cortas, esta razón es muy grande, mientras que para distancias largas es pequeña.