ULTRASONIDOS ANIMALES
Investigadores de todo el planeta se cuestionan los motivos que llevan a
unos animales tan inteligentes como las ballenas o los delfines a encallar en la orilla
del mar. Los cetáceos son animales gregarios, que viajan en grupo siguiendo a su guía;
si éste se pierde, todos están perdidos. A veces, aparecen muertos en una playa, a la
que llegaron arrastrados por las corrientes marinas.
Hasta la fecha, las teorías que intentan responder a este fenómeno son diversas: desde el suicidio colectivo, hasta la contaminación de las aguas por algas tóxicas, pasando por la huida del ataque de otros animales. Sin embargo, la explicación que cobra cada vez más fuerza entre los científicos es la que habla de la desorientación de estos mamíferos, causada por la pérdida de su principal sentido: el oído.
Las ballenas utilizan un sistema de orientación por ultrasonidos: emiten un grito agudo y luego escuchan cómo retorna después de chocar en los obstáculos. De esa forma pueden navegar a oscuras, hallar presas y detectar objetos con total precisión. Se trata de un mecanismo complejo que se puede alterar por la mala nutrición o por una infección. Y también, por el factor humano. La bióloga del Instituto Oceanográfico Woods Hole y de la Universidad de Harvard, Darlene Ketten, investigó junto con un equipo de científicos si los sonidos producidos por los seres humanos son causantes de la creciente desorientación de las ballenas en el planeta. Parece un hecho que tanto el sonar, método utilizado por el hombre para localizar objetos mediante el eco, como los sonidos de baja frecuencia, dañan el oído de los cetáceos. "No hay frecuencias de sonido que resulten seguras. Lo que es inofensivo para un delfín puede causar daño a un elefante marino", asegura Ketten, después de diseccionar la cabeza de una ballena varada, realizar una tomografía de los oídos medio e interno, y hallar hemorragias en sus oídos y en la grasa de sus mandíbulas.
Respecto a los órganos de los sentidos, la especie humana tiene éstos
con un desarrollo propio
de sus antepasados primates. El oído permite relacionarse con el
medio a través de las ondas sonoras que viajan a través de un medio fluido, por ejemplo
la atmósfera o el agua al presionar estos medios. En un medio acuático, es un órgano
más eficaz que el de la vista o el del olfato. Esta información viaja a una velocidad
más lenta que en el caso de la luz. El oído tiene un desarrollo medio en el hombre.
éste no es capaz de oír sonidos ni muy graves, caso de ballenas, ni muy agudos
(ultrasonidos) como hacen los murciélagos. Además su agudeza auditiva (capacidad de
distinguir sonidos diferentes) y su potencia auditiva (capacidad de oír sonidos lejanos)
está moderadamente desarrollada. La especie humana, al ser un animal visual, y en menor
grado auditivo, tiene los otros sentidos menos desarrollados.
El Sexto Sentido de los Animales
Los animales poseen un extraordinario desarrollo de sus facultades perceptivas, que les
permiten ver lo que los humanos ni siquiera intuyen. Con una capacidad premonitoria
excepcional son capaces de detectar la proximidad de terremotos o incluso conocer si una
persona está diciendo la verdad o está mintiendo.
Cualquier persona que haya estado en un seísmo o temblor de tierra recordará que poco
antes de que empiece a temblar, los perros empiezan a aullar con ansiedad, y otros
animales también empiezan a manifestar un comportamiento extraño, tales como peces que
saltan del agua, topos que se salen de sus madrigueras y animales en hibernación que
salen de sus escondrijos antes del temblor.