La evolución experimentada por los países desarrollados en las últimas décadas, con un crecimiento de la actividad industrial y un aumento continuado del volumen de tráfico en todos los medios de transporte, han contribuido, en cierto sentido, a elevar la calidad media de vida de los ciudadanos y también, en sentido contrario, a disminuirla como consecuencia del notable incremento de la contaminación ambiental y, en particular, de la contaminación acústica. De hecho, durante los últimos veinte años la cantidad total de energía acústica producida se ha duplicado en los países industrializados, aumentando especialmente en las áreas urbanas densamente pobladas. EL RUIDO
Los tres parámetros que determinan si un ruido es peligroso para la salud, son los siguientes:
§ Intensidad acústica, que representa la energía acústica que se transmite por unidad de área (dB) § Frecuencia, que son los ciclos/s de una onda de presión § Tiempo de exposición, que es el tiempo al que está expuesto a un determinado ruido
Conocidos los tres parámetros, se calcula la dosis de exposición al ruido, comprobándose si se supera o no el límite permisible.
Los valores, de frecuencia y de intensidad acústica, a los que percibe el oído humano son los siguientes:
Se designa con nivel equivalente (sonoro), a la dosis de ruido continuo que puede percibir un trabajador en una jornada de 8 horas, considerando la jornada semanal de 40 horas (lo normal es trabajar con dBA.):
La Normativa aplicable al ruido en el ambiente de trabajo es el R.D. 1316/1989. (En la actualidad, el límite de 80 dBA se quiere reducir a (70 – 75) dBA).
En el momento de tomar la decisión de cómo diseñar acústicamente un sistema de ventilación, se debe elegir aquel diseño que proporcione un nivel del ruido de fondo con una intensidad suficientemente baja como para no interferir con los requerimientos de los ocupantes de los espacios y, además, tenga una calidad que cumpla con las condiciones que a continuación se enumeran:
1- Tener una intensidad aproximadamente constante, sin que las variaciones nunca sobrepasen los 3 dB.
2- Tener una distribución espectral bien equilibrada en una amplia gama de frecuencias.
3- No producir sonidos de marcadas características tonales, como pueden ser silbidos, zumbidos, o retumbos. ![]() |