Como se ha dicho, los telescopios a bordo de satélites permiten evitar todos los problemas
relacionados con la atmósfera. Ha habido muchos satélites dedicados a las observaciones
astronómicas en diferentes rangos electromagnéticos, accesibles todos ellos en ausencia de
la atmósfera terrestre. La región más observada desde satélite es el rango de rayos X (los
más recientes satélites que observan en este rango son el XMM-Newton y el Chandra), con más
de 20 misiones lanzadas, activas o en proyecto. Los rangos gamma (CGRO, Integral, ...) y
ultravioleta (IUE, ...) tienen unas 10 misiones, las mismas que las de IR (ISO, IRAS, ...).
Es importante hacer notar que de estas 10 misiones en IR, 4 de ellas son proyectos actualmente
en desarrollo iniciados principalmente debido al descubrimiento de planetas extrasolares
(FIRST, SIRTF, IRIS y Darwin). Otras 10 misiones han sido, o serán, dedicadas a estudios en
Radio y Microondas, centrándose en la interferometría en radio, observaciones convencionales
en radio, radioastronomía y detección de la radiación de fondo de microondas. El rango menos
estudiado desde satélite es el visible, que es de fácil acceso desde la superficie de la Tierra.
Entre las misiones lanzadas y en proyecto, hay un total de 4 para el rango visible (incluyendo
el Hubble). El Hubble es la prueba fehaciente de que las plataformas orbitales pueden alcanzar
mejores resoluciones que los telescopios terrestres más grandes, ya que no se ven afectados por
la turbulencia introducida por la atmósfera.
Fig. 5: Satélites de la Agencia Espacial Europea.
El movimiento permanente de los satélites permite hacer barridos del cielo de una forma más fácil.
Pero este mismo movimiento perpetuo es el mayor de los problemas que tienen los observatorios en
órbita, limitando el tiempo de observación. Si se desea una exposición larga de un objeto, cada
cierto tiempo se debe tapar el instrumento o dirigirlo a otro punto del cielo, porque la Tierra
se interpone. Otro ejemplo lo tenemos en el XMM. Este aparato, para evitar el escudo magnético
natural de la Tierra y el ruido producido por los cinturones de Van Allen, debe adoptar una órbita
extremadamente elíptica, haciendo sus observaciones cuando se encuentra fuera del cinturón y enviando
los resultados cuando se encuentra dentro, cerca de la Tierra. Los satélites en este tipo de órbitas
presentan un elevado número de problemas, sufriendo un alto ritmo de degradación. Esta degradación
hace que la vida del satélite no sea muy larga.
Otro efecto que reduce la vida útil del satélite es la limitación en la cantidad de combustible de la nave. Este combustible es necesario para el guiado del instrumento. Además, si falla cualquier elemento de navegación del satélite (por ejemplo, los giroscopios), la vida esperada del instrumento puede verse reducida a muy poco tiempo.
A cambio del acceso a todas las longitudes de onda y a la mejora en la calidad de las observaciones se han visto, pues, obligados a reducir la vida de los observatorios a, como mucho, unos cuantos años en vez de las decenas que dura un observatorio terrestre. Debemos añadir también que los instrumentos son menos accesibles si se ponen en órbita y el mantenimiento y mejora del telescopio se hace más complicado
.Historia de los observatorios de gran altitud y orbitales
El primer observatorio del espacio, el satélite Cosmos 215, fue lanzado por la Unión Soviética en marzo de 1968. Equipado con ocho telescopios para el estudio de la radiación ultravioleta y uno para rayos X, tuvo un éxito limitado en sus seis semanas de vida.
En diciembre de 1968 Estados Unidos lanzó el Observatorio Astronómico en Órbita (OAO-2), un satélite equipado con espectrómetros diseñados para el estudio de la radiación ultravioleta emitida por las estrellas jóvenes, y para fotografiar planetas y materia interestelar.
En los primeros años de 1970 se lanzaron varios observatorios de alto nivel. El Skylab, un observatorio orbital estadounidense ocupado por tres tripulaciones durante un total de 171 días en 1973 y 1974, se equipó con seis telescopios para la observación solar.
Desde finales de la década de 1970 se desarrollaron satélites para observar el firmamento en diferentes longitudes de onda.
:Ejemplos:
El satélite estadounidense IRAS (Satélite de Astronomía Infrarroja) observó el infrarrojo, y el satélite de cooperación entre la NASA y la Agencia Espacial Europea IUE (Explorador Internacional del Ultravioleta), el ultravioleta.
En la actualidad todas las agencias espaciales mundiales trabajan en nuevos satélites de observación. Fruto de la cooperación entre la NASA y la Agencia Espacial Europea se desarrolló el telescopio espacial Hubble. Porta un espejo reflector de 2,4 m y fue situado en una órbita de 500 km de altura.